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Esclavos Energéticos

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Esclavos Energéticos por Stuart McMillen
Buckminster Fuller miró el embotellamiento y se dio cuenta que daba para largo.
Buckminster Fuller era un erudito, llamado “el Leonardo Da Vinci del siglo XX”. Pero ahí estaba, atascado en el tránsito como todo el mundo.
La atención de Bucky fue atraída por el coro de caños de escape. Bucky tenía una imaginación activa. Empezó a pensar en los motores de 100 caballos de fuerza que lo rodeaban.
Espontáneamente, Bucky empezó a imaginarse a cada auto con decenas de caballos pisoteando su techo.
Para Bucky, los autos embotellados mostraban tanto la maestría de la energía por la humanidad como el desperdicio sistemático de energía por la humanidad.
A pesar de su ingeniería experta el potencial del automóvil era malgastado en el coágulo industrial.
Bucky siguió pensando en el término ‘caballo de fuerza’ y cuán inútil era para una generación que no conocía los animales de granja. Buckminster Fuller decidió reemplazar al ‘caballo de fuerza’ con una unidad que usaba a los seres humanos como denominador común.
Toda energía podía ser equiparada en términos humanos. Los ejércitos de EEUU, Suiza y Alemania habían medido el trabajo que podía ser realizado por sus soldados saludables. Bucky aprendió que un hombre promedio podría realizar aproximadamente 2000 kilojulios de trabajo durante una jornada de 8 horas.
Estos 2000 kJ eran la energía extra, además de su metabolismo corporal básico, que un hombre podía gastar como trabajo realizando tareas físicas como cavar pozos y pedalear una bicicleta. A lo largo de un año de 250 jornadas laborales de 8 horas, el hombre promedio podía producir 500 megajulios de trabajo.
A medida que el tránsito empezaba a avanzar, Bucky Fuller le puso un nombre a esta unidad anual de trabajo. el ‘esclavo energético’.
Bucky contempló el paisaje urbano y se encontró rodeado de ‘esclavos energéticos’ imaginarios trabajando al servicio de la humanidad.
Las calles y los edificios estaban llenas de bandas de esclavos. Su esfuerzo abstracto motorizaba desde la más pequeña tarea…
…hasta las obras colosales que estaban más allá de los límites del cuerpo humano.
Las bandas invisibles de esclavos cortaban, levantaban, perforaban y sellaban los materiales en la obra de construcción.
Un gimnasio imaginario de esclavos energéticos mantenían prendidas las luces y los aires acondicionados de las oficinas. Bucky se dio cuenta que los esclavos energéticos estaban en todas partes de la vida moderna.
Al estacionar en una estación de servicio, Bucky percibió la fuerza muscular de los trabajadores volátiles que empujaban su auto. Cuando estaba lleno, el tanque de combustible de 60 litros de cada auto contenía un mes de trabajo de 48 hombres. (En la unidad anual, el tanque de 60 litros contenía 4 esclavos energéticos)
En otras palabras, el tanque lleno de un auto contenía el equivalente energético de un hombre trabajando durante 48 meses o 48 hombres trabajando durante un mes. Pero Bucky se dio cuenta que típicamente quemamos nuestros esclavos energéticos a un ritmo mucho más intenso que meses o años.
En vez de un continuo y único consumo durante un año entero los cuatro esclavos energéticos trabajaban horas extras con la fuerza de mil hombres. Mediante grandes esfuerzos, impulsaban al auto en la ruta.
En cuestión de horas, toda la energía almacenada de los esclavos se agotaba luego de un solo viaje.
Bucky Fuller reflexionó sobre la historia del transporte, y de la maestría gradual de la humanidad sobre los esclavos energéticos. En los viejos días, el viaje había involucrado al cuerpo entero. La energía cinética del movimiento venía desde adentro de la persona caminante.
Sin esclavos energéticos que los asistieran, los viajeros dependían por entero de su estado físico. Los músculos lo eran todo, y el impacto de nuestros cuerpos en el ambiente era mínimo.
Los avances posteriores lograron aprovechar la energía del poder animal y del poder del viento para impulsar a los seres humanos, y a su carga, a través de la superficie de la Tierra. El trabajo todavía era realizado bajo el comando de seres humanos pero el trabajo ya no pasaba por los músculos humanos.
Bucky calculó el equivalente en ‘esclavos energéticos’ de estas tecnologías mejoradas, graficando el impacto magnificado de la humanidad sobre el ambiente.
Los ingenieros estaban aprovechando las fuerzas sobrehumanas de la energía animal, de la leña, del agua y del viento…
… pero la humanidad todavía vivía bajo el presupuesto del ‘ingreso solar’ que estaba disponible durante el sol diario. El ingenio humano simplemente estaba redirigiendo los flujos solares desde otra parte de la biósfera terrestre y usando tecnología para invocar a esclavos energéticos desde el ambiente. Daily Solar income budget = the amount of solar energy that hits planet Earth each day from the sun.
Los combustibles fósiles eran una excepción supernormal a este histórico estado de cosas. Bucky se dio cuenta que el carbón, el petróleo y el gas eran baterías con luz solar antigua que permitieron a la civilización, por primera vez, vivir más allá del ingreso solar.
Quemar combustibles fósiles convocaba a números increíbles de esclavos energéticos. Los inventores humanos obtuvieron el combustible para una nueva generación de tecnologías revolucionarias.
Buckminster Fuller fue testigo del ascenso del automóvil durante su vida. Bucky observó que la gente común realizaba en minutos viajes que anteriormente hubieran llevado días.
Durante los cómodos trayectos los viajeros no gastaban ni una gota de sudor. Sólo hacía falta una leve presión sobre un pedal y el giro de la muñeca. Los viajes en auto se convirtieron en el modo de transporte normal. Cada generación sucesiva se divorció lentamente de los modos de transporte basados en los músculos como la caminata, la bicicleta, y los caballos.
Bucky observó el pesado fuselaje de un avión de pasajeros zumbando por el cielo en un vuelo transatlántico. Una densa nube de esclavos energéticos catapultaba al avión muy por encima de la superficie del planeta.
Cuando los 400 pasajeros llegaban arriba de Europa, los motores del avión habían quemado más combustible fósil durante un solo vuelo que lo que el continente entero debajo había quemado durante toda la Edad de Piedra. Durante un solo viaje de ida y vuelta de Norteamérica a Europa, los motores del avión habían quemado más energía por pasajero que la energía que los pasajeros habrían podido generar con sus propios músculos durante todas sus vidas. La humanidad se estaba ‘dando la gran vida’ con sus esclavos energéticos no renovables.
Pero los estilos de vida de los automovilistas y los pilotos de avión no eran los únicos que dependían del esfuerzo invisible del trabajo esclavo. Bucky se dio cuenta que una persona disfrutando de un día tranquilo en su casa también se beneficiaba de los esclavos energéticos generados por los combustibles fósiles. Incluso el simple acto de llenar un recipiente con agua de la canilla…
… dependía totalmente de la presión del agua generada por los esclavos energéticos, que bombeaban agua hacia el tanque municipal durante la noche.
Usar la pava eléctrica para hervir agua y hacernos un té consume una corriente generada por un grupo de esclavos energéticos pedaleando furiosamente.
Además, el mismo té sólo llega a nuestra cocina por una cadena ininterrumpida de esclavos energéticos que lo transporta todo el camino desde los trópicos.
Más importante: el día tranquilo en casa depende de un estilo de vida libre de la necesidad de cultivar y cosechar los alimentos para la cena. Vivimos en el ocio, porque sabemos que los esclavos energéticos nos alimentarán.
Mientras hoy nos servimos la cena calentada por los esclavos energéticos, nuestra cena de la próxima semana está siendo transportada a nuestro almacén local en un camión motorizado por esclavos energéticos y la cena del próximo mes está siendo cosechada por un tractor motorizado por esclavos energéticos. En silencio y obedientemente, los esclavos energéticos trabajan para nosotros.
Cuando los esclavos energéticos que provenían de los combustibles fósiles eran nuevos, su escasez motivaba un uso responsable.
Pero la abundancia trajo la complacencia. Y la complacencia ocasiona el desperdicio irresponsable.
Bucky sentía que la mayoría de la gente ignoraba la vasta cantidad de esclavos que mantenían su estilo de vida moderno.
¿Por qué preocuparse por quemar 4000 kJ de combustible para manejar hasta la tienda local y comprar un snack de 400 kJ, cuando los esclavos energéticos estaban esperando para llevarte?
Cuando tenemos sirvientes que hacen el trabajo pesado, somos ignorantes de las implicaciones físicas de nuestras decisiones. ¿Por qué preocuparnos por nuestras toneladas de basura cuando los esclavos energéticos mágicamente se la llevan a “otra parte”? Ninguno de nosotros sabe lo que se siente levantar nuestra basura semanal y llevarla al basural. Aún así, mucha gente se queja por el esfuerzo de sacarla hasta la vereda.
Con sus frágiles cuerpos amortiguados del esfuerzo por el trabajo mecánico el ciudadano occidental promedio disfruta de una corte de sirvientes que hubiera sido la envidia de cualquier rey, reina, o magnate de otros siglos.
Buckminster Fuller pensó que estábamos desperdiciando irresponsablemente los recursos de la Nave Espacial Tierra en un frenesí tan estúpido que lo comparó con “quemar tu casa para calentar a tu familia en una noche de invierno excepcionalmente fría.”
Bucky sentía que los combustibles fósiles eran un regalo mesozoico irremplazable al que estábamos consumiendo según su costo de extracción, en vez de su valor de reemplazo y afirmó que, si realmente valorizáramos los procesos geológicos necesarios para producir los combustibles fósiles, el precio de venta de la gasolina debería estar por encima del millón cada galón.
Los esclavos energéticos nacidos del combustible fósil son extremadamente fáciles de gastar pero ‘volver a meter al genio dentro de la botella’ es una tarea desalentadora. Durante un año de 250 jornadas, trabajando 8 horas por turno en equipos de ejercicio como las máquinas de remo Buckminster Fuller calculó que un hombre promedio sólo podría generar el equivalente energético de 14 litros de gasolina cada año. (500 megajulios de trabajo anual)
Un año de esfuerzo humano para reemplazar el combustible que la mayoría de automovilistas occidentales gasta en una semana. Bucky se dio cuenta que nuestro uso moderno de energía sobrepasaba por mucho al poder muscular.
Es fácil de determinar si una ciudad fue construida antes o después de la abundancia de esclavos energéticos. Las ciudades más antiguas fueron construidas en la más modesta escala de los seres humanos.
Las ciudades más nuevas son construidas en la escala exagerada de los esclavos energéticos. El trabajo esclavo invisible, tan fácilmente extraído de materia negra enterrada…
…opera a una escala que es imposible de reemplazar mediante esfuerzo humano o animal.
Así como la esclavitud humana persistió hasta bien entrada la era del ferrocarril, mucho después de que fuera necesaria para sostener el estilo de vida de los amos…
… el uso obsceno de los combustibles fósiles nos ha llevado a alturas decadentes más allá de la ‘vida confortable’.
En vez de usar sabiamente a los esclavos generados por los combustibles fósiles como un puente hacia un futuro renovable…
… actuamos con enojo y hostilidad hacia quienes nos aconsejan un uso responsable.
Mucha gente moderna siente que merece los estilos de vida alimentados por los esclavos energéticos de los que disfruta hoy. Sin embargo, esa es una ilusión egoísta, propia de gente que le tocó nacer como occidentales durante el boom de los combustibles fósiles del siglo XX. Nuestras expectativas sobre lo que ‘merecemos’, nuestras expectativas sobre lo que es ‘normal’...
… han sido distorsionadas por el poder supernormal de los esclavos energéticos que nos sirven hoy en día.
Cualquier ‘mandamás’ en un auto rápido…
… no es nada más que un pequeño hombrecito incapaz de mover su auto con sus propios músculos.
Detrás del “logro personal” del trotamundos…
… se encuentran los miles y miles de esclavos que alimentaron, abrigaron, calefaccionaron, refrescaron, y transportaron al viajero a lo largo del camino.
Durante la vida de Buckminster Fuller (1895-1983), los esclavos energéticos se volvieron más caros y más difíciles de conseguir. La historia de la industria petrolera ilustra este punto. El primer pozo de petróleo de los Estados Unidos, perforado en Pensilvania en 1859, necesitaba sólo 21 metros de profundidad para llegar al petróleo.
El Deepwater Horizon de 2010, en el Golfo de México, tenía que descender por 1500 metros de agua, y luego por unos 4000 metros más de corteza para llegar al petróleo. El yacimiento Macondo debajo de la plataforma perforadora contenía un volumen total de petróleo que alcanzaba para satisfacer sólo 12 horas del consumo mundial.
Obtener esclavos energéticos cuesta esclavos energéticos. Y estamos obteniendo menores retornos de cada esclavo que enviamos a trabajar. Durante la juventud de Bucky Fuller, al principio de los 1900s, un esclavo energético podía perforar un pozo de petróleo y descubrir otros 100 esclavos para reemplazarlo.
Cuando Bucky se puso a investigar sobre los esclavos energéticos, la ‘tasa de retorno energético’ había bajado de 100:1 a 30:1. En la actualidad, desde los 2000s, la tasa ha descendido a cerca de 10:1.
Mientras la ‘tasa de retorno energético’ se acerca a 1:1, una porción cada vez más mayor de nuestros esclavos energéticos debe utilizarse en minar nuevos esclavos energéticos. Cuando la tasa sea 1:1, toda la economía se convertirá en una operación minera dedicada a perpetuar la operación minera. En ese punto, ningún esclavo estará disponible para hacer cosas realmente útiles para el resto de la economía.
Antes eran muy baratos, pero ahora los esclavos se están volviendo cada vez más caros. Nos encontramos “corriendo para permanecer en el mismo lugar”, con un porcentaje cada vez menor de esclavos energéticos para realizar las tareas de ayer. Tenemos una elección. Correr cada vez más rápido para permanecer en el mismo lugar o examinar nuestros estilos de vida, y hallar maneras más sabias de utilizar nuestros  esclavos energéticos.
Siempre tomamos conciencia de nuestros esclavos energéticos cuando dejan de servirnos.
Sin importar qué tan sencillo y eficiente parezca nuestro mundo nuestros sistemas se quedan congelados sin esclavos energéticos que los hagan moverse. Esta parálisis podría ser permanente si sobre-estimamos cuántos esclavos energéticos estarán disponibles para alimentar a los sistemas de mañana.
En el apogeo de los combustibles fósiles en el siglo XX, remodelamos las disposiciones físicas de nuestras ciudades. Remodelamos las disposiciones físicas de nuestras economías. También remodelamos nuestras expectativas de nuestros futuros estilos de vida.
Esta remodelación se llevó a cabo suponiendo que podríamos depender indefinidamente de esclavos energéticos baratos y abundantes. Esa suposición es probablemente incompatible con un futuro energético post-fósil y renovable.
Buckminster Fuller se dio cuenta que las renovables no podían reemplazar inmediatamente a los combustibles fósiles en su enorme escala correspondiente a su uso actual.
Él sabía que un cambio a la energía renovable debía ser acompañado con un esfuerzo de emancipación de esclavos energéticos.
Necesitamos incrementar urgentemente la eficiencia energética de nuestros sistemas y estilos de vida. Necesitamos remover los coágulos industriales que están desperdiciando nuestros esclavos energéticos.
Bucky sintió que deberíamos seguir reduciendo nuestra necesidad de esclavos energéticos, hasta que fuera compatible con el presupuesto renovable solar de la Tierra.
Cuando ponemos nuestras cargas sobre los hombros de los esclavos energéticos fósiles, encadenamos a nuestros esclavos…
… pero también nos encadenamos a nosotros mismos.
Los esclavos de hoy, una vez que sean usados, no estarán disponibles mañana.
Los estilos de vida de hoy, sin esclavos para servirlos, también desaparecerán mañana.
Nuestra única chance de reformar nuestro mundo para un mañana con menos esclavos energéticos…
… es hoy, mientras esos esclavos todavía puedan trabajar.
… es hoy, mientras esos esclavos todavía puedan trabajar.… es hoy, mientras esos esclavos todavía puedan trabajar.

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  • Si quieres leer otro cómic sobre el mismo tema, te recomiendo El pico del petróleo.
  • Danilo Castelli es un ambientalista argentino. Recomiendo su canal de YouTube para el debate sobre la emergencia ambiental.
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